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Maialen Chourraut vuelve a pelear

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Después de dos meses de duro trabajo en Australia y una nueva piragua, la campeona olímpica encara el Europeo de Pau con el ‘feeling’ de antaño

Maialen Chourraut ha dejado definitivamente atrás todos los problemas físicos –vértigos y mareos generados por un vértigo posicional benigno que no le dejaban coger ni la bici y una costilla sin soldar que descubrió meses después- que le impidieron entrenarse y competir con regularidad entre otoño de 2016 y los primeros meses de 2018. El año pasado no quiso cogerse vacaciones porque, decía, había estado parada demasiado tiempo y había que empezar a ponerse en modo Tokio 2020. Para salir de la zona de confort del canal de la Seu –donde vive y se entrena- y para “quitarse las telarañas” –como ella misma dice- decidió, por primera vez en años, salir de pretemporada al extranjero. Con Xabi Etxaniz, su entrenador y pareja, decidieron hacer un cambio de preparación y pusieron rumbo a Sidney con la pequeña Ane. Allí estuvieron en enero y febrero.

“Maialen necesitaba competir y probarse con las demás. Normalmente, el comienzo de temporada era más enfocado al trabajo de concreción y observación. Lo cambiamos buscando más la confrontación y la competición porque Maialen tenía que recuperar el punto mental competitivo más que fisiológico”, explica Xabi en conversación telefónica. Fueron dos meses de duros entrenamientos con un día de descanso y doble sesión diaria. “Le dejaba una tarde libre…”, apunta Xabi.

El canal de Sidney es el mismo de los Juegos del año 2000. “Buscábamos un canal diferente al de la Seu; esperábamos que fuera diferente, pero no tan duro físicamente… Técnicamente es complicado y el volumen del agua lo hace muy duro. Aquí [en la Seu] estamos acostumbrados a entrenar con 10-11 metros cúbicos de agua, allí eran 16. Hay más corriente, el agua tira más fuerte y requiere más resistencia. Hicimos entrenamientos muy potentes”, detalla el entrenador.

La idea, aparte de que Maialen se pusiera a prueba y volviese a sufrir la dureza de los entrenamientos, era hacer un trabajo de fondo para el Europeo de Pau que comienza este jueves y, sobre todo, para el Mundial de septiembre en la Seu, clasificatorio para los Juegos de Tokio. De clasificarse, serían los terceros de la piragüista española (bronce en Londres y oro en Río), que en marzo cumplió 36 años. “Maialen ahora está en estado de gracia. Se la ve natural, muy rápida, muy ágil y determinante. Es difícil eso… a veces, por mucho que entrenes, no lo consigues. Son circunstancias suyas mentales, de la piragua, del material, de la mentalidad que tienes respecto a la búsqueda, a la mejora. Está muy bien y está remando de maravilla. Ha hecho un montón de competiciones: cada fin de semana entre abril y mayo y ha ganado todas las que ha hecho”, cuenta Xabi. Entre ellas, los selectivos que organizó la Federación para elegir el equipo del Europeo de Pau (30 de mayo al 2 de junio). Ha remontado posiciones en el ránking mundial; terminó séptima en 2018 y en lo que va de 2019 se ha puesto tercera.

En marzo Maialen perdió repentinamente a su padre, con el que tenía una relación muy estrecha. El golpe fue duro, pero el agua la ayudó a sobrellevarlo. Con el agua ha recuperado la piragüista española las buenas sensaciones de antaño, las que había perdido durante los meses de las lesiones. En ese periodo empezó a hacer circuitos cognitivos -un trabajo de acción-reacción en el que hay que moverse de un lado a otro esquivando balones, lanzando pelotas, haciendo malabares- para recuperar la seguridad en los movimientos, los reflejos y el equilibrio. Ahora también ha recuperado las sensaciones y el feeling con la piragua, su herramienta de trabajo.

Desde los Juegos de Río había cambiado 10. No terminaba de sentirse cómoda con ninguna. La de los Juegos de 2016, que todavía guarda en el garaje de casa y con la que salía también a entrenar, ya no valía por el cambio de reglamentación y medidas de las quillas. Buscaron otra que tuviera al menos el mismo molde con el que Maialen se sentía como pez en el agua. Se la hizo un constructor francés. “La probó y dijo: esta sí, esta es la mía….”, explica Xabi.

Con esa piragua buscará el oro europeo en Pau y después de dos pruebas más de Copa del Mundo, se centrará en agosto y septiembre en preparar el Mundial de casa, el que otorga el billete para los Juegos de Tokio.

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